Martes de cadete
Hoy me tocó cadetear un poco. El itinerario, empezando desde tempranito, incluía: buscar sello por Cabildo y Olazábal, ir a la oficina para armar los papeles a llevar, Correo Argentino (envío MDQ), retiro de retenciones por la Armada Argentina y terminaba en el Sindicato de Empleados de Comercio con la presentación de unos papeles. Simple.
Día hermoso, no mucho calor ni mucho frío, ideal para caminar. Entre todos los del año, el mejor para ir al centro. Feliz.
Termino mis deberes y llamo, como habíamos quedado, a mi jefa para ver si tiene algo más.
- Si, si, quedate por ahí que R. está llamando a ver si podes pasar a retirar unas facturas por lo de W.
- Ok. Me quedo por acá tomando algo. Eso si, a las 13.30 me las píco eh!
- Si, no te preocupes. Te llamo.
Diagonal norte. Horrible. El lugar más gris de todo Buenos Aires. Bueno, por ahí no tanto como Once, pero está ahí. ¿A dónde goma voy a tomar mi botellita de agua? ¡Quiero verde! Saco mi leal, querida, amada, bella, compañera de aventuras: la GuiaT*. Estoy a dos cuadras de Plaza de Mayo. Genial. Voy.
Verde. Antiguo. Gentes, varias, lindas, felices. Palomas no atrevidas. Sol, hermoso sol. Botella de agua. Fuera zapatos. Relax. El mundo, Argentina y yo, lindo. Todo en ese momento era lo mejor. Paraíso terrenal. No había ruido, nadie gritaba. Sol. Di- vi- no! Hasta que el señor de al lado mío se levanta del banco y antes de irse me dice, con voz de conductor de combis infantiles y tono de reto:
- Nena, enroscate la cartela al brazo querés!
- Si señor.
Oscuridad. Miedo. Caras deformadas que me miran. Todos quieren mi cartera. AHAAAA!
No pasó nada. O demasiado.
Cuestión: Fui feliz hasta que alguien me puso, de un tirón, los pies sobre la tierra.
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* Hace mucho me siento orgullosa de haber descubierto porque la Guía T se llama así. Para los que no lo saben es por GuíaT(e), vos solo guiate.
Día hermoso, no mucho calor ni mucho frío, ideal para caminar. Entre todos los del año, el mejor para ir al centro. Feliz.
Termino mis deberes y llamo, como habíamos quedado, a mi jefa para ver si tiene algo más.
- Si, si, quedate por ahí que R. está llamando a ver si podes pasar a retirar unas facturas por lo de W.
- Ok. Me quedo por acá tomando algo. Eso si, a las 13.30 me las píco eh!
- Si, no te preocupes. Te llamo.
Diagonal norte. Horrible. El lugar más gris de todo Buenos Aires. Bueno, por ahí no tanto como Once, pero está ahí. ¿A dónde goma voy a tomar mi botellita de agua? ¡Quiero verde! Saco mi leal, querida, amada, bella, compañera de aventuras: la GuiaT*. Estoy a dos cuadras de Plaza de Mayo. Genial. Voy.
Verde. Antiguo. Gentes, varias, lindas, felices. Palomas no atrevidas. Sol, hermoso sol. Botella de agua. Fuera zapatos. Relax. El mundo, Argentina y yo, lindo. Todo en ese momento era lo mejor. Paraíso terrenal. No había ruido, nadie gritaba. Sol. Di- vi- no! Hasta que el señor de al lado mío se levanta del banco y antes de irse me dice, con voz de conductor de combis infantiles y tono de reto:
- Nena, enroscate la cartela al brazo querés!
- Si señor.
Oscuridad. Miedo. Caras deformadas que me miran. Todos quieren mi cartera. AHAAAA!
No pasó nada. O demasiado.
Cuestión: Fui feliz hasta que alguien me puso, de un tirón, los pies sobre la tierra.
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* Hace mucho me siento orgullosa de haber descubierto porque la Guía T se llama así. Para los que no lo saben es por GuíaT(e), vos solo guiate.
Comentarios
Saludos
Tonchis