¡Volví y en forma de residente!



Y finalmente, después de algo así como cinco meses de tramite y tiempos de espera, tengo la VISA por un año de residencia en Japón. 

La idea de este post es contarles un poco de qué se trata el trámite y, como siempre, mi experiencia personal por este recorrido que fue largo y dificultoso. 

Antes que nada, corresponde que les cuente sobre la formalidad del trámite, es decir, cómo se hace,  qué debe presentarse, cuáles son los pasos y los tiempos.
Lo primero que tenemos que saber es que el proceso para conseguir la VISA cuenta, por decirlo de alguna manera, de dos instancias: (I) la primera implica la presentación de los papeles en la oficina de migraciones para su análisis y aprobación, y (II) la segunda consta de la impresión de la VISA en el pasaporte. 

I
Dependiendo de la VISA que solicitemos (dependencia, trabajo, work and holiday, estudio, etc.) vamos a tener que presentar determinados papeles. En mi caso, la VISA que solicité fue por dependencia. ¿Qué tipo de VISA es? Como su nombre lo indica, es la VISA que le corresponde a aquellos que dependen (principalmente económicamente) de un residente. Es una VISA que otorga el gobierno japones a todas las personas que decidan residir en Japón para acompañar a un familiar que ya es residente y que se hace cargo de mantenerlo.
En este sentido, los papeles a presentar son: algo que certifique la relación entre el solicitante y el residente, un formulario completo con información sobre el solicitante y sobre residente del que va a depender (el formulario es muy simple, lo único un poco complejo es en lo referido a los datos económicos que hacen a la prueba de que residente del cual va a depender el solicitante, efectivamente puede sostenerlo y para eso preguntan cómo planea hacerlo, cuánto dinero va a requerir el solicitante, de dónde viene dicho ingreso, etc.), una foto carnet de no más de 6 meses (se puede sacar en la misma oficina de migraciones) y un documento que certifique la relación laboral o el ingreso del residente (con una antiguedad no mayor a tres meses). Básico y lógico. 
En mi caso, los papeles que presenté fueron: el certificado de matrimonio (no sirve el de convivencia, debe ser matrimonio), la traducción del mismo al inglés (no tiene que ser certificada ni oficial, la mía la hice yo), el formulario todo completo, la foto carnet que me saqué ese mismo día en la oficina de migraciones y un documento que relacionaba a mi marido con su trabajo. 
TIP: en la oficina de migraciones, como ya dije, hay maquinas para sacarse la foto del tamaño específico que piden. Pero no solo eso! Hay un "combini" que tiene unas fotocopiadoras/impresoras que permiten imprimir todos los archivos necesarios desde un pendrive, una simcard o hasta mandando un mail a la máquina desde un celular. ¡Un éxito!
Una vez que están todos los papeles listos (copia y original siempre, la copia se la quedan ellos) hay que ir a la oficina de migraciones a presentarlos. 
Los tiempos de espera son bastante cortos y eso que nosotros lo hicimos antes del cierre de año y las vacaciones, con lo cual, estaba bastante lleno de gente. Muy mala época para hacerlo, según nos dijeron, pero salió todo bien. 
El trámite oficialmente tarda tres meses pero normalmente está listo a los noventa días en presentar todo. Recomiendo, pasado ese plazo, comunicarse telefónicamente para ver en qué anda. 
¿Qué queda por hacer entonces? Esperar a que llegue por correo a la dirección informada en el formulario el CERTIFICADO DE ELEGIBILIDAD. Este certificado afirma que la persona es elegible para la VISA, es decir, que aceptaron la solicitud.
Una vez que llegue el certificado se inicia la segunda parte. ¡Listo el pollo!

II
Una vez recibido el certificado de elegibilidad debemos ir a la embajada de Japón de nuestro país de residencia, con el certificado, una foto carnet y el pasaporte para solicitar que impriman la VISA en el pasaporte. Este trámite es arancelado, en Argentina me costó algo así como $450.- y tardan una semana en hacerlo. Lo presentas un martes, por ejemplo, y al siguiente lo pasas a buscar.
Cuando lo devuelven, el pasaporte va a tener la VISA pegada en una de sus páginas y en otra el certificado de elegilibilidad enganchado. Es muy importante verificar que el pasaporte tenga las dos cosas porque son las dos partes necesarias para que todo salga como corresponde. 
Y... ¡Pelada la gallina!
TIP: Cuando se arriba al aeropuerto de Japón conviene avisar a la persona que organiza las filas del control de migraciones que se ingresa al país con una VISA de residencia. Esto es así porque hay que pasar por una ventanilla especial donde se completa un pequeño formulario, revisan la VISA, sacan el certificado de elegilibilidad del pasaporte y, en ese mismo momento, imprimen la tarjeta de residencia. Lo único pendiente, en 14 días hay que registrar domicilio en la municipalidad dónde uno viva. 

Ya somos residente de Japón. ¡Felicitaciones!

-------------------------------------------------------
Todo esto resulta brillante, sumamente claro y sencillo. 
Bueno, en mi caso, no lo fue. 
Como yo ya estaba en Japón cuando inicié los tramites (la parte I la hice en las oficinas de migraciones de Tokio), para hacer la parte II tenía que irme a Argentina (mi país de residencia). Esto era lo que decía la norma peeeeeeero, antes de venirnos a Japón, averiguamos en la embajada japonesa en Argentina y nos dijeron que algunos consulados hacían el favor de tomar el trámite a personas que no residían en sus países. Este fue el caso de la embajada de Japón en Filipinas que, con mucha amabilidad, aceptó hacerle la parte II del trámite a mi marido cuando él lo necesitó. 
Liiiiiiistooooooo. Todo planeado. Nos vamos a Japón, hacemos el tramite ahí, pedimos el favor de alguna embajada y nos ahorramos el ir y volver de Argentina a Japón que, como todos sabemos, cuesta un ojo de la cara.
Bueno, no. Luly no se ahorra nada porque siempre tiene mala suerte. Si algo es sencillo para otros, para mi es una travesía peor que las de Indiana Jones...porque no tengo látigo ni sombrero.
Cuando presentamos todos los papeles faltaba menos de un mes para que se cumplieran los tres meses que yo podía estar en Japón como turista, con lo cual, me tenía que ir sí o sí el 16 de Mayo. Sumados los noventa días que tarda el trámite, ya sabíamos con mi marido que, mínimo, por 2 meses y medio no iba a volver. ¿Qué hago? ¿Salgo y entro? ¿Qué es lo más barato? Filipinas. Bueno, ¿me voy a Manila, me quedo una semana y vuelvo a entrar como turista? Para! Mi mamá vive en Italia... Hagamos cuentas: viaje obligatorio porque se me vencen los tres meses de turista, esto es: ida y vuelta a Manila, una semana de hospedaje, una semana de comida, etc.; MÁS viaje obligatorio para hacer la parte II del trámite en la embajada de Japón en Manila, esto es: ida y vuelta a Manila, una semana de hospedaje, una semana de comida, etc. Estos dos viajes a Filipinas me dan más o menos lo mismo que un pasaje a Nápoles a visitar a mi familia. ¡UN ÉXITO! En el quehacer del trámite, veo a mi familia, conozco Nápoles y evito Manila que es feo y me da miedo que me secuestren (sí, facha pero buena muchacha). Los números dan, mamá se pone contenta, marido acepta, sólo queda que la embajada de Japón en Roma me haga el favor de hacerme la parte II del tramite no siendo yo residente de Italia. Mamá averigua por teléfono, aceptan hacerme el favor. Nos vamos a Nápoles. ¡Yeah!

Problema 1: No llega el certificado. Tengo que cambiar el pasaje de vuelta por un par de semanas.

Llega el certificado a Japón, viaja el certificado por correo, llega el certificado a Nápoles.
¡Emoción! Nos vamos con mamá a Roma. Chequeemos: certificado, pasaporte, foto carnet y la felicidad e ilusión empacadas en la mochila. ¡Estamos listas!

Problema 2: Me dispiace tantissimo... No me aceptan hacerme el trámite, me piden la residencia en Italia, "Debe haber habido un error de interpretación, lo siento mucho." 
AHAAAAAAAAAAAAAAAAA 

¿Qué hago ahora? Levanto la cabeza, me recorro Roma con mamá, junto energía, renuevo las ondas y empiezo a mandar mails a todas (TODAS) las embajadas cerca de Italia. Y cuando digo todas, son todas: España, Alemania, Bélgica, Portugal, Suiza, Austria, Francia, Servia, Eslovenia, Hungría, Túnez, Grecia, etc. (Mi papá al teléfono: "¿Es necesario Túnez?" Si pa, es necesario.)
Todos me negaron la petición. 
Entonces fue cuando me resigné a Filipinas.

Problema 3: Filipinas me niega el trámite aún cuando les informo que hace dos meses se lo hicieron a mi marido. "Refiérase a la respuesta anterior."

Teoría: tengo la peor de las suertes (sigo sin látigo ni sombrero, y ellos lo saben) y caí justo en el momento en que Japón decidió dejar de hacer favores.

¿Que hice entonces? Lo único que quedaba por hacer. 
Cambié el pasaje de Roma a Tokio por segunda vez y saqué uno por 20 días a Argentina.
En Argentina me hicieron el trámite como correspondía, volví a Italia con mi VISA en el pasaporte y de ahí a Tokio. 

.
.
.

Moraleja: siempre tener por escrito los favores.
Aprendizaje: nadie te quita lo bailado. Nápoles fue increíble y Argentina nos hizo muy bien.
Nota mental: tengo que comprarme un látigo y un sombrero. 
Tan tarantaaan tan taraaaan, tantarantaaaaan, tan taran tan tan.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Los mejores sanwiches de bondiola de la costanera porteña

No te importó si yo comía o sufría o se partía en dos mi corazón...*

Toto, tu compañero de oficina‏