Es fija, conocida, obvia. Te levantás de golpe, hace una milésima de segundo estabas durmiento y ya no. Miras a tu alrededor examinando el espacio mientras haces un leve chequeo general del funcionamiento de todos los miembros del cuerpo pero sin moverte. Si estabas boca abajo, rodas en la cama y te pones boca arriba. Te queres morir. Todo funciona bien, pero sabés que estás imposibilitado a hacer cualquier movimiento rápido. Síntomas: dolor de cabeza, malestar estomacal, boca seca, ojos hinchados. De repente, logras salir de tu mambo fisiológico y te acordás. Flaches de anoche, voces que te hablan, cosas que decís, mucho movimiento. Las ganas de morir incrementan. Estás imposibilitado para cualquier tipo de actividad, no sólo porque no podés moverte sino que tu superyo te tiene prohibido terminantemente todo tipo de contacto con un otro porque sos peligroso para el resto de la humanidad. Entonces, ¿qué haces? Te tapas con las sábanas, si es que las encontrás, y te maldecís como nunc