Homesick


Hoy fue el primer día que extrañé casa. En realidad empezó anoche, cuando estaba intentando dormir. La imagen que se me presentaba a la mente fue la de mi cuarto de Superi. (Siempre me divirtió el hecho de que solemos ubicarnos temporalmente dependiendo de la casa donde vivimos cosa que siempre funciona si sos una persona que se ha mudado mucho como yo. A los 31 ya tengo vividas 10 casas: Matienzo, Superi, Nahuel Huapi, Ugarteche, Miller, Superi II, Virrey del pino, 3 de Febrero, Arias y Atago.)

El cuarto que recordaba y recorrí anoche mientras intentaba conciliar el sueño fue el de Superi, cuando vivía con mis viejos. Ese cuarto grande con un ventanal con balcón francés que daba a una pared que con el tiempo se fue poniendo verde por el crecimiento de la enredadera de Chela (la portera). Ese cuarto de piso de parqué, 6 placares de piso a techo que cubrían toda una pared y en el que uno escondía una mega caja fuerte. (Puedo recordar perfectamente cómo estaban organizados esos placares: juguetes, abrigos y vestidos largos, juguetes y cosas del colegio, juguetes y varios, cajonera con ropa, abrigos y vestidos largos casuales). Ese cuarto que estuvo de color rosa, amarillo, con todas las paredes escritas y violeta. Ese cuarto que estaba ocupado por un juego de muebles blanco onda gastado que dejaba ver las vetas de la madera. Ese juego de muebles... ¡cuanta nostalgia! Ese juego de muebles constaba de cuatro miembros: una cama que tenía otra abajo que se levantaba para cuando venían amigxs a dormir, una mesa de luz que se ubicaba a los pies o cabeza de la cama y que contaba con tres cajones y una tapa que ocultaba un cuarto espacio de guardado, un escritorio con biblioteca que tenía lugar para la CPU, teclado, impresora y con luz para estudiar y un mueble tocador con dos cajones grandes y cuatro chicos que rodeaban un espejo que creo que era redondo. 
Hermoso cuarto. Hermosa casa. Hermosa vida. 
Cuantos recuerdos en ese cuarto.

Creo que este recorrido por la historia, por mi cuarto, fue producto de un video que vi hace poco de mi hermano Cayetano. Cómo extraño a mis hermanos. Me acordaba de cuando Cay era muy chiquito (1 o 2 años) y nos juntábamos los tres en el cuarto de Julián en Superi a ver Naruto. Cay se quedaba quietito mirando(nos). Era como un ritual: terminábamos de cenar y con Julián levantábamos la mesa para irnos después a ver Naruto. A la quinta vez que habremos hecho esto Cay empezó a quejarse y a pedir venir con nosotros, nos apagaba la compu, lloraba, se quejaba. Con el tiempo nos dimos cuenta que no era negociable entonces terminábamos de cenar y nos íbamos los tres a ver Naruto. Dios, hermoso recuerdo. Tengo la imagen de mi mamá con Cay en brazos parada en el marco de la puerta del cuarto de Julián diciéndonos: "agárrenlo porque quiere estar con ustedes" y él se quedaba tranqui, viendo la compu, riéndose cuando nosotros nos reíamos, pancho, feliz. Hoy Cay ya tiene 10 años. 

Supongo que la relación esta en que ese cuarto fue el cuarto que tuve cuando viví con mis hermanos. Ese fue mi cuarto cuando vivíamos los tres juntos. 

Creo que mi casa son mis hermanos. 
Extraño a mis hermanos. 
Extraño casa. 

Comentarios

Emily dijo…
Cada vez que paso con el 19 por Superí miro al departamento, tantos recuerdos tan lindos! :) Espero podamos vernos de nuevo en alguna parte del mundo. Y gracias por seguir escribiendo seguido, me encanta leerte.

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